Los
niños con DMD generalmente presentan debilidad muscular entre los 2 y 6
años. La cardiopatía es prácticamente universal, aunque la edad de
aparición varía considerablemente. Las terapias para el tratamiento del
deterioro muscular y de las manifestaciones respiratorias de la DMD
mejoran la supervivencia y, por lo tanto, aumentan las probabilidades de
desarrollar una enfermedad cardíaca. Las normas clínicas recomiendan
que las evaluaciones para la cardiomiopatía, arritmias e insuficiencia
cardíaca sean realizadas al momento del diagnóstico, una vez cada dos
años hasta los 10 años y, a partir de ese momento, al menos, una vez por
año.
La cardiomiopatía que se desarrolla en la DMD se
caracteriza por un espesor de la pared del ventrículo izquierdo (VI)
normal o más delgado y por una disminución progresiva en la fracción de
eyección (FE). Asimismo, la relajación anormal del VI se ha identificado
como una manifestación temprana en la DMD. Lamentablemente, los
mecanismos subyacentes a la insuficiencia cardíaca en la DMD aún no se
conocen en profundidad y, por lo tanto, el tratamiento actual para la
cardiomiopatía en la DMD se basa en el tratamiento estándar para
cualquier forma de cardiomiopatía dilatada (CMD).
Fisiopatología de la cardiomiopatía en la DMD
La distrofina se presenta en el corazón y en el
tejido muscular esquelético y liso. Esta proteína se localiza en el
sarcolema de las fibras musculares y se asocia con un gran conjunto de
proteínas y glucoproteínas denominado "complejo de
distrofina-glucoproteína" (CDG).
Una hipótesis que explicaría la causa de la
cardiomiopatía en los individuos sin distrofina o con menores niveles de
distrofina se basa simplemente en una deficiencia estructural. Debido a
que la distrofina es parte del CDG, su principal función podría ser la
de mantenerlo unido. Si esta fuera la única contribución de la
distrofina a la función cardíaca normal, la insuficiencia cardíaca
debería ser más uniforme respecto a la edad de aparición y gravedad en
la DMD. Asimismo, las terapias adecuadas deberían apuntar a la
restauración de la integridad mecánica estructural.
Otra hipótesis sostiene que la distrofina y el CDG
juegan un papel regulador. Las interacciones con la producción y
señalización del óxido nítrico (NO), como también con miembros de la
superfamilia del factor de crecimiento 1 transformante beta (TGF beta)
han sido informadas recientemente. Las alteraciones en estas funciones
reguladoras han sido destacadas en diversas investigaciones en curso.
Antagonismo de la angiotensina II
La utilización de los inhibidores de la enzima
convertidora de la angiotensina (ECA) para la CMD está bien establecida.
Un grupo de investigadores evaluó el uso del perindopril (un inhibidor
de la ECA) en 57 niños de 9.5 a 13 años con DMD. Todos los pacientes
tenían una FE de base mayor al 55% y mutaciones en el gen de la
distrofina con manifestaciones de DMD. En la primera fase de la
investigación, los participantes fueron asignados aleatoriamente para
recibir perindopril (2 a 4 mg por día) o placebo. Luego de 36 meses, la
FE permaneció en valores normales en todos los sujetos, excepto en uno
de cada grupo. Posteriormente, los investigadores trataron a toda la
cohorte con perindopril durante 2 años. La FE promedio disminuyó del
65%, en ambos grupos al inicio del estudio, a 58.6% en el grupo tratado
con perindopril durante 5 años, y a 56% en el grupo que recibió el
inhibidor de la ECA por solo 2 años (con un valor p no significativo
para perindopril contra placebo). Luego de seguir a esta cohorte durante
10 años, los investigadores observaron que la supervivencia fue del
92.9% en el grupo que recibió perindopril a lo largo de todo el estudio,
en comparación con la tasa de supervivencia del 65.5% en el grupo que
comenzó el tratamiento posteriormente (p = 0.02). Este estudio resalta
el rol del tratamiento profiláctico con un inhibidor de la ECA para
demorar o prevenir la CMD en la DMD. Debido a las altas probabilidades
de desarrollar CMD, el uso de un inhibidor de la ECA puede estar
justificado, aun con una presión sanguínea y una función sistólica
normal.
Antagonistas de los receptores beta adrenérgicos
Recientemente, se ha informado la utilización de carvedilol (un antagonista no selectivo de los receptores beta adrenérgicos)
en personas con DMD e insuficiencia cardíaca. Este análisis abierto
incluyó a 41 pacientes que recibieron carvedilol (edad promedio de 23.2
años) y 13 pacientes que no recibieron antagonistas (edad promedio de
19.3 años). La tasa de supervivencia y de supervivencia sin
insuficiencia cardíaca fue mayor en el grupo que recibió el antagonista.
Sin embargo, la dosis de carvedilol fue baja, los participantes no
fueron aleatorizados, y los grupos comparados fueron heterogéneos, lo
que probablemente limite las conclusiones sobre la seguridad y eficacia
del carvedilol en estos pacientes.
Glucocorticoides
La inflamación muscular es un factor que
contribuye a la DMD y que no es comprendido completamente. El
tratamiento con glucocorticoides prolonga la capacidad de deambular por 1
o 2 años en los pacientes con DMD, probablemente debido a los efectos
antiinflamatorios. Un análisis retrospectivo de la función cardíaca en
individuos con DMD y función cardíaca normal comparó a los pacientes que
recibieron glucocorticoides (n = 14) con aquellos que no recibieron
tratamiento (n = 23), durante un período de seguimiento mayor a 4 años.
Al final de la evaluación, 16 pacientes que no recibieron tratamiento
presentaron insuficiencia ventricular en comparación con 2 pacientes que
recibieron tratamiento (p < 0.001). A pesar de las preocupaciones
respecto a los efectos de los glucocorticoides en la presión sanguínea,
el índice de masa corporal, la alteración de las gónadas y la
osteopenia, los beneficios superan a las dificultades.
Conclusiones
Todos los individuos con DMD deberían ser
evaluados regularmente para detectar arritmias e insuficiencia cardíaca.
Las estrategias farmacológicas actuales para retrasar o prevenir la
cardiomiopatía e insuficiencia cardíaca se basan en los tratamientos que
son utilizados actualmente para otras formas de CMD, como los
inhibidores de la ECA o bloqueantes beta. Las investigaciones de la
patogénesis de la cardiomiopatía en la DMD están contribuyendo a la
identificación de nuevas terapias para esta complicación potencialmente
mortal. Estos tratamientos incluyen agentes que contrarrestan las
alteraciones estructurales y reguladoras que se originan por la ausencia
de distrofina.
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